Autoestima no es amor propio

Entre la autoexigencia y el deseo de agradar

Nos dicen que tenemos que querernos más. Que todo empieza por ahí. Que si mejoramos nuestra autoestima, todo se acomoda. Que el amor propio es la clave del bienestar.

Pero… ¿qué pasa cuando no es tan fácil? ¿Y si esa idea, que parece tan liberadora, también se vuelve una exigencia más?

Cuando el amor propio se vuelve mandato

Muchas veces, lo que se presenta como “amor propio” queda atrapado entre dos fuerzas:

  • La autoexigencia, esa voz que nos dice que hay que rendir, estar bien, mejorar todo el tiempo. Que si no nos amamos lo suficiente, no valemos lo suficiente.
  • El deseo de agradar, la necesidad de encajar, de mostrar que estamos bien, que somos felices y equilibradxs… aunque por dentro no nos sintamos así.

En ese cruce, amarse puede dejar de ser un acto de cuidado y convertirse en otro ideal a cumplir.

No son lo mismo: autoestima y amor propio

Aunque muchas veces se usan como sinónimos, autoestima y amor propio no son lo mismo.

  • La autoestima se refiere a cómo nos valoramos en función de nuestros logros, capacidades o del reconocimiento externo. Puede subir o bajar según el momento que estemos viviendo.
  • El amor propio, en cambio, tiene más que ver con cómo nos acompañamos, incluso cuando no nos gusta lo que vemos. No depende del rendimiento ni del éxito, sino del vínculo que cultivamos con nosotrxs mismxs.

La autoestima fluctúa.
El amor propio —cuando se cuida— permanece.

El mercado del bienestar y sus exigencias

Hoy en día, muchas ideas sobre el bienestar emocional circulan como mensajes motivacionales, desafíos en redes o productos de consumo. Se promueve un ideal de “sentirse bien” como si fuera un deber personal y constante.

Como advierten autores como Eva Illouz y Byung-Chul Han, se instala un modelo de rendimiento emocional: si no estás bien, si no vibrás alto, es porque no hiciste lo suficiente.

Así, el amor propio pierde su sentido profundo y se transforma en una norma individualista que refuerza la exigencia.

Amar(se) no es exigirse

Desde la psicología humanista y el enfoque de autocompasión, se sostiene que el vínculo con unx mismx debe basarse en respeto, empatía y cuidado, no en la presión de ser siempre fuerte o estar siempre bien.

El amor propio es una práctica, no un objetivo. Y como toda práctica, incluye pausas, dudas, contradicciones y también momentos de ternura con unx mismx.

Amarse puede ser también:
• Pedir ayuda.
• Descansar sin culpa.
• No gustar.
• No poder todo.

Una mirada situada

Tampoco podemos hablar de amor propio sin considerar las condiciones sociales, vinculares y materiales que nos atraviesan.

La autoestima no es algo que se “tiene o no”. Se construye en interacción con lo que vivimos. Y no todxs partimos del mismo lugar: hay trayectorias de dolor, vínculos que no cuidaron, desigualdades que marcan el acceso a espacios de bienestar.

Por eso, no se puede exigir amor propio en soledad ni culpabilizar a quien no puede sostenerlo todo.

Preguntas para reflexionar

  • ¿Qué te pasa cuando escuchás la frase “hay que quererse más”?
  • ¿Cómo te tratás cuando estás en un momento difícil?
  • ¿Qué imágenes tenés del amor propio? ¿Son tuyas o impuestas?
  • ¿Qué formas de cuidado te hacen bien, aunque no estén de moda?

Para cerrar

No se trata de sumar otra exigencia a la lista. No se trata de sentirnos bien todo el tiempo. Se trata, tal vez, de estar cerca de nosotrxs mismxs, incluso cuando no podemos más. De sostener lo que haya con honestidad, ternura y respeto.

No hace falta quererse perfecto.
Con quererse real, ya es un montón.

📚 Lecturas recomendadas

  • Rogers, C. (1961). El proceso de convertirse en persona.
  • Maslow, A. (1954). Motivación y personalidad.
  • Rosenberg, M. (1965). Society and the adolescent self-image.
  • Neff, K. (2011). Self-Compassion: The Proven Power of Being Kind to Yourself.
  • Leary, M. (1995). Self-Presentation: Impression Management and Interpersonal Behavior.
  • Fromm, E. (1956). El arte de amar.
  • Illouz, E. (2007). La salvación del alma moderna: Terapia, emociones y cultura del self.
  • Han, B.-C. (2010). La sociedad del cansancio.
  • Orbach, S. (1978). Fat is a Feminist Issue.
  • Horney, K. (1937). La personalidad neurótica de nuestro tiempo.
  • González Rey, F. (2002). Subjetividad, discurso y educación.
  • Spink, M. J. (2006). Prácticas discursivas y producción de sentidos en la psicología social.
Foto del autor

Gabriela Maidana

Licenciada en Psicología

Artículo escrito y revisado por Gabriela Maidana | Licenciada en Psicología, Matrícula Profesional Nº 1089. Más 7 años de experiencia como psicóloga trabajando con adolescentes, adultos y familias desde un enfoque cognitivo-conductual y sistémico.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *