La idea de empezar terapia puede generar una mezcla de esperanza y nervios. Y en medio de esos nervios, una pregunta suele tomar el centro de la escena: “¿Y ahora qué le digo? ¿Por dónde empiezo?”. Si te sentís así, quiero darte la bienvenida y decirte que esa duda es, quizás, el comienzo perfecto.
Sentir que no sabés qué decir es la preocupación más común y humana antes de una primera consulta. No significa que no tengas nada que contar, sino que lo que te pasa es importante y te genera una lógica incertidumbre. Esta guía está pensada para bajar esa ansiedad, desmitificar la primera sesión y mostrarte que no necesitás llevar ningún guion preparado.
Olvidate de la presión del “Guión Perfecto”
Lo primero y más importante que tenés que saber es esto: la responsabilidad de guiar la conversación no es tuya. Un psicólogo o psicóloga es un profesional entrenado para crear un clima de confianza, hacer las preguntas adecuadas y ayudarte a poner en palabras lo que te pasa, incluso cuando sentís que no encontrás los términos exactos. Tu único “trabajo” en esa primera sesión es estar ahí, presente y dispuesto/a a explorar. Nada más (y nada menos).
¿Qué te va a preguntar el psicólogo para empezar?
Para romper el hielo y empezar a conocerte, es probable que el terapeuta inicie con preguntas abiertas y generales. No es un interrogatorio, es una invitación a conversar. Podés esperar preguntas como:
- “Contame, ¿qué te trae por acá?” o “¿En qué sentís que te puedo ayudar?”.
- “¿Es la primera vez que hacés terapia?”.
- “¿Desde cuándo te venís sintiendo así?”.
- Preguntas sobre tu vida cotidiana: con quién vivís, a qué te dedicás, qué te gusta hacer.
- “¿Qué esperás o qué te gustaría conseguir con este espacio?”.
Tu “menú” de puntos de partida (Si te quedás en blanco)
Aun sabiendo que el psicólogo te va a guiar, puede que te sientas más tranquilo/a teniendo algunas “puertas de entrada” a la conversación. Si no sabés por dónde arrancar, podés probar con cualquiera de estas opciones. Todas son válidas.
- Empezá por lo más reciente: “Lo que me hizo decidirme a buscar ayuda fue que la semana pasada me pasó esto…”.
- Describí la emoción que predomina: “Últimamente me siento muy ansioso/a (o triste, o enojado/a), aunque no siempre entiendo bien por qué”.
- Expresá tu propia duda (¡ese es un gran comienzo!): Es totalmente válido y muy útil empezar diciendo: “La verdad, no sé ni por dónde empezar. Me siento abrumado/a y por eso estoy acá”.
- Contá eso que te parece “una tontería”: En terapia no hay temas “tontos” o “poco importantes”. Si algo te genera malestar, es digno de ser escuchado y explorado.
Lo que NO tenés que hacer en la primera sesión
Tan importante como saber qué podés decir es sacarte la presión de lo que creés que “deberías” hacer.
- No tenés que contar toda tu historia de vida en una hora. La terapia es un proceso gradual de construcción de confianza.
- No tenés que tener todas las respuestas. El espacio terapéutico es para hacerse preguntas, no para ser examinado.
- No tenés que forzarte a hablar de algo para lo que no te sentís listo/a. Vos marcás el ritmo.

Terapia Online: Un primer paso más cómodo y accesible
Para muchas personas, la idea de empezar terapia desde la seguridad y comodidad de su propia casa ayuda a reducir enormemente la ansiedad inicial. La terapia online te permite estar en un entorno familiar, lo que puede facilitar que te abras y te sientas más a gusto. Además, en plataformas como Psiques en Red, podés conocer de antemano los perfiles de los profesionales, lo que te ayuda a elegir a alguien con quien, a priori, sientas que podés tener mayor afinidad.
La primera consulta es, en esencia, una conversación para conocerse. Es un espacio para que vos conozcas al terapeuta y para que él o ella empiece a conocerte a vos. Es el inicio de un vínculo. El paso más difícil ya lo diste al buscar esta información. Y en Psiques En Red estamos listos para escucharte y guiarte, incluso si no sabés qué decir.

