Hay pocas sensaciones tan aterradoras como sentir que estás a punto de perder el control. Un miedo helado que te recorre el cuerpo, la idea de que vas a “volverte loco”, a gritar, a hacerle daño a alguien o simplemente a desmoronarte en público. Si estás familiarizado con este terror, quiero decirte algo fundamental desde el principio: no te estás volviendo loco. Es tu ansiedad hablándote al oído.
Este miedo es una de las trampas más crueles y comunes de la ansiedad y los ataques de pánico. Pero entender su mecanismo es el primer paso para quitarle poder y empezar a recuperar tu tranquilidad. En este artículo, vas a descubrir por qué te pasa esto y qué podés hacer para manejarlo.
¿Qué es realmente el miedo a perder el control?
Es una sensación intensa y abrumadora de que estás a punto de perder el dominio sobre tus acciones, tus pensamientos o tus emociones. Se manifiesta a través de pensamientos catastróficos como: “¿Y si me desmayo acá mismo?”, “¿Y si empiezo a gritar sin motivo?”, “¿Y si lastimo a alguien sin querer?”.
La gran paradoja es que, cuanto más te esforzás por reprimir estos pensamientos y “mantener el control”, más fuertes se vuelven el miedo y las sensaciones físicas. Entrás en un círculo vicioso donde el propio miedo a la sensación es lo que la alimenta.
El mecanismo de la ansiedad: ¿Por qué te sentís así?
Tu mente no está fallando. Lo que ocurre es que un sistema de protección interno está mal calibrado. Entenderlo te va a dar calma.
La alarma de incendios defectuosa
Imaginate que tu cerebro tiene una alarma de incendios.
En una situación de peligro real (un robo, un accidente), esta alarma (la respuesta de “lucha o huida”) se activa para prepararte: el corazón late más rápido, respirás agitadamente, tus músculos se tensan.
En la ansiedad, esta alarma se dispara sin que haya un fuego real. Tu cuerpo reacciona con toda esa intensidad, y tu mente, al no encontrar un peligro externo, interpreta que el peligro debe ser interno: “Me estoy volviendo loco”, “Estoy perdiendo el control”.
Pensamientos intrusivos y catastróficos
La mente ansiosa es experta en sacar las peores conclusiones. Toma una sensación física normal de la ansiedad (como un mareo) y la convierte en una catástrofe inminente (“voy a desmayarme y hacer un papelón”). El miedo no viene de la sensación en sí, sino de la historia terrible que te contás sobre ella.
Técnicas de “primeros auxilios” para un momento de crisis
Cuando sientas que el miedo empieza a escalar, tu objetivo no es luchar, sino anclarte en el presente y calmar tu sistema nervioso. Probá estas técnicas:
1. Anclaje sensorial (Grounding 5-4-3-2-1)
Esta técnica obliga a tu cerebro a salir del bucle de pánico y conectarse con la realidad. Donde estés, nombrá mentalmente:
- 5 cosas que puedas ver: una lámpara, el color de la pared, tus zapatillas.
- 4 cosas que puedas sentir: la textura de tu ropa, la silla bajo tu cuerpo, el aire en tu cara.
- 3 cosas que puedas escuchar: el ruido de la calle, tu propia respiración, un sonido lejano.
- 2 cosas que puedas oler: el perfume del ambiente, el olor a café.
- 1 cosa que puedas saborear: el gusto que tenés en la boca o tomá un sorbo de agua.
2. Respiración diafragmática
La respiración corta alimenta el pánico. Hacela lenta y profunda: poné una mano en tu panza, inhalá lento por la nariz contando hasta 4 y sentí cómo la mano se eleva. Exhalá aún más lento por la boca, contando hasta 6, y sentí cómo la mano baja. Repetilo varias veces.
3. Aceptación (dejar de luchar)
En lugar de pelear contra la sensación, probá rendirte a ella. Decite a vos mismo: “Ok, estoy sintiendo un miedo intenso. Es un síntoma de ansiedad, es incómodo pero no es peligroso. Voy a dejar que esta ola de sensaciones pase a través de mí, sin luchar”. Flotar con la ola es menos agotador que intentar nadar contra ella.
El camino hacia el control real
Estas técnicas son salvavidas para el momento, pero el trabajo a largo plazo es desarmar el mecanismo del miedo. Y para eso, la terapia es la herramienta más poderosa.
Un psicólogo o psicóloga te puede ayudar a entender el origen de tu ansiedad. La terapia psicológica es especialmente efectiva para aprender a:
- Identificar y cuestionar esos pensamientos catastróficos que alimentan el pánico.
- Exponerte gradualmente a las sensaciones temidas en un entorno seguro, para que tu cerebro compruebe que no son peligrosas.
- Desarrollar una nueva relación con tu ansiedad, viéndola no como un enemigo a vencer, sino como una emoción a gestionar.
La terapia online, además, te ofrece un espacio seguro, confidencial y accesible para trabajar estos miedos desde la comodidad de tu casa.
Vivir con el miedo a perder el control es agotador. No tenés que seguir luchando en soledad. El verdadero control no es no sentir miedo, sino saber qué hacer cuando aparece.

