Palabras que sostienen: ¿Qué decimos para acompañar a alguien en un mal momento?

A veces, las palabras correctas son difíciles de encontrar. Cuando alguien que nos importa está atravesando una situación dolorosa, surge naturalmente el deseo de ayudar, pero también la incertidumbre: ¿Qué decir? ¿Cómo actuar? ¿Y si empeoro las cosas?

Tu intención de brindar apoyo ya es valiosa. En este artículo, veremos el modo mas asertivo de ofrecer contención genuina, respetando el dolor del otro y fortaleciendo el vínculo que los une.

El principio fundamental: La validación emocional

Antes de pensar en qué decir, es importante comprender que no necesitas “arreglar” el problema de la otra persona. Tu rol no es ser terapeuta ni encontrar soluciones mágicas. El apoyo más poderoso que puedes ofrecer es la validación emocional.

La validación emocional consiste en reconocer y aceptar los sentimientos del otro como legítimos, sin juzgarlos ni minimizarlos. Es decirle a esa persona:

“Lo que sentís es real, es comprensible y estoy acá con vos”.

Qué SÍ decir y hacer: Formas que acompañan

Palabras que validan el sentimiento

Las palabras de aliento más efectivas son aquellas que reconocen la dificultad de la situación:

  • “Imagino que esto debe ser muy difícil para vos.”
  • “Es normal que te sientas así después de lo que pasaste.”
  • “Lo que estás viviendo suena realmente complicado.”
  • “Tiene sentido que estés atravesando este momento difícil.”

Frases que ofrecen presencia y compañía

A veces, el simple hecho de saber que no estamos solos es el mayor alivio:

  • “Estoy acá para vos, en lo que necesites.”
  • “No tenés que hablar si no querés, pero acá me quedo.”
  • “Pase lo que pase, no vas a atravesar esto solo/a.”
  • “Tomate el tiempo que necesites, yo te acompaño.”

Preguntas abiertas que invitan a compartir

Estas preguntas permiten que la persona elija qué y cuánto quiere compartir:

  • “¿Hay algo que necesites de mí en este momento?”
  • “¿Cómo puedo ayudarte de la mejor manera?”
  • “¿Te gustaría hablar de lo que está pasando o preferís que simplemente esté aquí?”
  • “¿Qué te haría sentir un poco mejor ahora mismo?”

Qué NO decir: Evitando la positividad que invalida el dolor

A veces, la presión para mantener una actitud positiva puede llevar a minimizar o ignorar el dolor y las emociones legítimas. Aunque estas frases se dicen con buena intención, pueden hacer que la persona se sienta incomprendida o culpable por sentirse mal.

Frases a evitar y por qué duelen

  • “No es para tanto” → Minimiza su experiencia y dolor.
  • “Anímate, podría ser peor” → Invalida sus sentimientos comparándolos con otras situaciones.
  • “Mira el lado positivo” → Le exige encontrar algo bueno en una situación dolorosa.
  • “Todo pasa por algo” → Le da una explicación filosófica cuando necesita validación emocional.
  • “Tienes que ser fuerte” → Le impone una expectativa y niega su derecho a sentirse vulnerable.
  • “Al menos…” (seguido de cualquier comparación) → Relativiza su dolor.

Estas frases, aunque bienintencionadas, comunican el mensaje implícito de que la persona “debería” sentirse diferente, lo cual añade culpa al dolor que ya está experimentando.

Cada situación es única: La importancia de adaptar el mensaje al contexto

Si está atravesando un duelo

El duelo requiere un acompañamiento especialmente respetuoso y paciente:

  • “Lamento mucho tu pérdida. [Nombre de la persona] era muy importante para vos.”
  • “No hay una forma ‘correcta’ de vivir el duelo. Tomate todo el tiempo que necesites.”

Evita: “Ya está en un lugar mejor”, “Era su momento”, “Tienes que seguir adelante”.

Si está estresado/a por trabajo o estudios

El estrés académico o laboral requiere empatía y ayuda práctica:

  • “Suena muy agobiante tener tantas responsabilidades encima.”
  • “Es comprensible que te sientas abrumado/a con todo lo que tenés que hacer.”
  • “¿Te ayudaría si organizamos juntos las prioridades?”

Evita: “Todos pasamos por lo mismo”, “Es solo estrés”, “Relájate”.

Si está viviendo una ruptura amorosa

Una ruptura amorosa necesita validación del dolor y refuerzo de la autoestima:

  • “Es normal que duela tanto. Las relaciones importantes dejan huella.”
  • “Mereces alguien que te valore como sos.”
  • “No te apures en ‘superarlo’. Cada persona tiene sus tiempos.”

Evita: “Hay muchos peces en el mar”, “Ya encontrarás a alguien mejor”, “Fue lo mejor que pudo pasar”.

Si notas que el malestar persiste

Cuando los síntomas persisten o se intensifican, es importante abordar la posibilidad de ayuda profesional:

  • “Noté que estás muy apagado/a últimamente. ¿Cómo te estuviste sintiendo realmente?”
  • “Esto que me contas suena muy pesado de cargar solo/a.”
  • “A veces hablar con alguien neutral, como un psicólogo, puede ayudar a tener otra perspectiva. ¿Lo consideraste?”

Más allá de las palabras: Acciones que suman

La importancia de la escucha activa

Escuchar activamente significa estar completamente presente:

  • Apaga el celular y mira a la persona a los ojos
  • No interrumpas para dar consejos o contar tu experiencia similar
  • Hacé preguntas que demuestren que estás siguiendo su relato
  • Resumí lo que escuchaste para confirmar que entendiste

Ofrecer ayuda práctica y específica

En lugar de decir “si necesitas algo, avisame”, ofrece ayuda concreta:

  • “Te llevo el almuerzo mañana.”
  • “¿Necesitas que cuide a los chicos este fin de semana?”
  • “Paso por el supermercado, ¿te traigo algo?”
  • “¿Te ayudo con [tarea específica] que tenés pendiente?”

El valor del contacto físico (Cuando es apropiado)

Un abrazo, una mano en el hombro o simplemente sentarse cerca puede transmitir más apoyo que mil palabras. Siempre respeta los límites y pregunta si no estás seguro: “¿Te gustaría un abrazo?”

Cuándo y cómo sugerir ayuda profesional

Reconocer cuándo es momento de involucrar a un profesional de la salud mental es un acto de amor y responsabilidad. En Argentina, acceder a atención psicológica es un derecho contemplado en el Plan Médico Obligatorio (PMO), y existen numerosas opciones tanto privadas como en el sistema público. Algunas señales incluyen:

  • Los síntomas persisten por más de dos semanas
  • Hay cambios significativos en el sueño, apetito o energía
  • La persona expresa sentimientos de desesperanza o ideas de autolesión
  • Sus actividades diarias se ven muy afectadas
  • Menciona consumo excesivo de alcohol u otras sustancias

Frases para proponerlo sin estigmatizar

  • “Che, ¿pensaste en hablar con un psicólogo? A veces tener un espacio neutral puede ser muy liberador.”
  • “Conozco a muchas personas que encontraron en la terapia herramientas muy útiles para momentos como este”.
  • “No tenés que enfrentar esto sola/o. Hay profesionales que están especialmente preparados para acompañar en estas situaciones.”

Recuerda que sugerir terapia no significa que la persona esté “loca” o que tú no puedas ayudarla. Significa reconocer que merece el mejor apoyo posible.

Brindar apoyo no solo se trata de presencia física

Cuando no podés estar físicamente presente, un mensaje con cariño puede ser muy valioso:

  • “Estaba pensando en vos. ¿Cómo está siendo tu día?”
  • “No necesitás responder ahora, solo quería que supieras que estoy acá.”
  • “Acordate que esto que estás pasando no te define. Sos mucho más que este momento difícil.”

Para una amiga/o que está triste

La amistad tiene códigos particulares de apoyo:

  • “No tenés que ser fuerte conmigo. Acá podes llorar tranquila/o.”
  • “¿Armamos un plan de autocuidado para este finde? Algo que te haga bien.”
  • “Tu tristeza es válida. No tengas apuro por ‘estar bien’.”

Cuida a quien cuida: Tu bienestar también importa

Acompañar a alguien en crisis puede ser emocionalmente agotador. Es importante que también cuides tu bienestar:

  • Establece límites claros y comunícalos con amor
  • Busca tu propio espacio de apoyo (amigos, familia, terapia)
  • Reconoce que no sos responsable de “curar” a la otra persona
  • Date permiso para tomar distancia cuando lo sientas necesario

Reflexión final: El poder de estar presente

No necesitas tener todas las respuestas ni decir las palabras perfectas. A veces, el simple acto de quedarse cuando todo se vuelve difícil es el regalo más valioso que podés ofrecer.

Tu presencia, tu escucha y tu validación se convierten en herramientas muy poderosas. Al elegir acompañar con empatía, en lugar de intentar “arreglar”, estás brindando justo lo que esa persona necesita: la certeza de que no está sola.

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Gabriela Maidana

Licenciada en Psicología

Artículo escrito y revisado por Gabriela Maidana | Licenciada en Psicología, Matrícula Profesional Nº 1089. Más 7 años de experiencia como psicóloga trabajando con adolescentes, adultos y familias desde un enfoque cognitivo-conductual y sistémico.

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